El limonero es un árbol que es fácil de cultivar en el jardín, tanto en maceta como en la tierra directamente. Pero es un cítrico muy sensible a ciertas enfermedades y plagas, sobre todo cuando no recibe los cuidados que precisa. Con una serie de normas muy simples podemos prevenir muchas de las enfermedades que con más frecuencia lo atacan.
Para evitar las enfermedades criptogámicas, las producidas por hongos, procuraremos que nunca tenga exceso de agua. Así si lo tenemos cultivado en maceta no dejaremos que se acumule agua en el plato, y si lo tenemos plantado en tierra le procuraremos un buen drenaje.
Pulverizaremos el follaje con caldo bordelés en otoño y al principio de la primavera. Vigilaremos la aparición de parásitos y al menor síntoma de tizne (foto superior) cortaremos las partes afectadas y las quemaremos.
Asimismo el limonero es sensible a numerosos virus como los que producen la gomosis, la tristeza y la exocortis. La medida preventiva básica para evitar las infecciones víricas será aplicarle un bálsamo cicatrizante a los cortes tras la poda. Y procurar que las herramientas de corte estén desinfectadas.
Una correcta fertilización evitará carencias y con ello el limonero podrá enfrentarse mejor a las enfermedades y las plagas.
Cuando se cultiva en invernadero puede ser víctima de la araña roja, por el ambiente seco y cerrado, una correcta aireación ayudará a prevenir esa plaga. Las cochinillas también tienen predilección por las hojas del limonero, las ahuyentaremos con una solución de alcohol de quemar y aceite.
Contra el pulgón pulverizaremos con purín de ortigas o de cola de caballo como medida preventiva. También podemos implantar larvas de mariquitas en el árbol.
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