Aunque pueda parecer imposible, o al menos muy complicado, cultivar sandías en macetas es una actividad muy fácil y que nos permitirá disfrutar de esta refrescante fruta este verano. Como sabes la sandía, al igual que el melón, es una planta que crece mucho y necesita bastante espacio. Pero podemos aprovechar su crecimiento rastrero para convertirla en una trepadora. Así aunque sólo tenga un poco de tierra para sus raíces, en la maceta, podemos distribuir sus brotes y zarcillos en una espaldera.
Necesitaremos pues una maceta grande, 30 cm de diámetro y 15 de profundidad, para que la planta pueda desarrollar sus grandes raíces. Cuando la temperatura ambiente ronde los 19ºC será el momento de sembrar 3-4 semillas en nuestra maceta. La germinación se produce en un plazo de 6 a 10 días. Dejaremos sólo la plántula que parezca más fuerte. Elegiremos un lugar bien soleado para situar nuestra maceta y le prepararemos una espaldera de unos 120 cm de altura aproximadamente, procurando que sea resistente para que pueda soportar el peso de los frutos.
El suelo ideal para el cultivo de la sandía es el formado por una mezcla de arena y arcilla. Si es demasiado arcilloso o pesado la planta no se desarrollará correctamente. El pH del suelo debe estar entre 6 y 6,8. Antes de sembrar es aconsejable añadir al suelo una buena cantidad de estiércol curado. El riego es fundamental para el desarrollo de la planta y sus frutos. Mantendremos el suelo ligeramente húmedo por lo que en estas condiciones tendremos que regar todos los días e incluso dos veces cuando el calor apriete. Cuando las sandías comienzan a desarrollarse hay que reducir el riego.
Al principio precisará un fertilizante completo pero en cuanto aparezca la flor y después el fruto hay que usar un fertilizante bajo en nitrógeno. Los fertilizantes líquidos a base de algas van muy bien en esta fase. Es conveniente ir quitando las ramificaciones laterales excesivas, dañadas o enfermas para dejar unas fuertes ramas centrales.
Las sandías desarrollan flores masculinas y femeninas que normalmente son polinizadas por los insectos. Aunque también se puede recurrir a la polinización manual si queremos asegurarnos el éxito. Los frutos maduros aparecen unos 40 días después de la polinización. El momento adecuado para cosechar las sandías depende de múltiples factores, el clima, la estación o la variedad entre otros. Normalmente a los 80-90 días de la siembra o 30-50 días después de la floración se pueden cosechar las sandías. De forma empírica también se recurre a golpear la sandía con los dedos, si el sonido es sordo, como a hueco, es que está madura. También se recomienda observar los primeros indicios de que el zarcillo más cercano al fruto se está secando.
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